A la izquierda, Rodríguez Palacios votando. A la derecha, en el curso de DDHH.

El Partido Socialista de Alcalá de Henares y su todavía líder Javier Rodríguez Palacios se ha instalado en una huida hacia delante para que los temas de la agenda política nacional no acaben aplastando su incómoda actividad en la oposición en el Ayuntamiento complutense.

Después de estar más de dos semanas callado sobre la llegada de inmigrantes cortesía del Gobierno de Pedro Sánchez a la ciudad de Alcalá de Henares, Palacios ha tenido que beber el amargo cáliz de mostrar la adhesión inquebrantable al líder votando a favor de la Ley de Amnistía.

El ex alcalde no encuentra su sitio en la oposición y más después del despegue de la figura de la alcaldesa, la popular Judith Piquet, a la que la crisis de los inmigrantes le ha supuesto la oportunidad de proyectar su figura política a nivel nacional, por lo que Rodríguez Palacios sopesa seriamente dejar la portavocía alcalaína y marcharse al Congreso de los diputados con su jefe Sánchez lo antes posible.

Ello le obliga a hacer tierra quemada con el electorado socialista alcalaíno, más próximo a un votante tradicional del partido socialista de los de toda la vida que votaban a Felipe González, para exhibirse como un “sanchista pata negra” y conseguir así su añorado escaño sin pensar en las consecuencias que tienen decisiones como guardar silencio ante la llegada de más de 1000 emigrantes a la ciudad o apoyar la Ley de Amnistía de Sánchez que acaba con el estado de derecho en España y con la igualdad de todos los españoles ante la ley.

Por ello, el ex portavoz y su equipo protagonizan en esa huida hacia delante episodios tragicómicos como el del pasado lunes cuando Rodríguez Palacios se jactaba en la red social x de haber acudido a un “curso de Derechos Humanos”.

https://twitter.com/javiRpalacios/status/1724140880234258755?s=20

“Ha sido un honor asistir hoy-se ufanaba-, al Curso de Derechos Humanos «Libertad de conciencia y convivencia democrática» organizada por Fundación RBS, que desarrolla una labor encomiable y a cuyos integrantes admiramos. ¡Gracias y enhorabuena”.

Todo sería normal si no fuera porque, en su esquizofrenia política, el líder del PSOE en Alcalá de Henares no hace ni una semana que había votado a favor de la Ley de Amnistía de Pedro Sánchez, la cual incluye los delitos de terrorismo vinculados al procés y beneficiará a los investigados en el caso Tsunami Democràtic y a los 12 miembros de los CDR que están al borde del banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional.

En su apartado denominado Exclusiones, la proposición de ley incluye «los actos tipificados como delitos de terrorismo castigados en el Capítulo VII del Título XXII del Código Penal». Ahora bien, a renglón seguido, introduce un matiz: «Siempre y cuando haya recaído sentencia firme».

El hecho de que la futura Ley de Amnistía exija la existencia de una sentencia firme también beneficia a los 12 miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) a los que el mismo juez procesó por, entre otros delitos, «fabricación de explosivos con fines terroristas».

Los alcalaínos y, en especial, los votantes del partido socialista, deben estar de lo más contento con que el secretario general vote a favor de amnistiar a los acusados de terrorismo de los CDR por la mañana y por la tarde acuda a cursillos de “Derechos humanos”.

Todo un ejemplo de coherencia que empieza a hacer pensar a la parroquia socialista complutense si no será menor que Palacios se marche a ver si con un poco de suerte aparece un “Emiliano García Page” de turno en la agrupación alcalaína y les libera de este baile de máscaras que pone, un día sí u otro también, en el precipicio de lo sublime y lo ridículo a quienes fueran Gobierno de la ciudad no hace mucho.

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